3. PROTEÍNA
La primera cosa que se observa en el consumo diario de una persona suele ser que puede mejorar la cantidad de proteína que consume. La proteína es importante por muchas razones, por lo general para el crecimiento y la reparación muscular, pero también, por su efecto saciante que te hará sentirte lleno durante más tiempo.
Otro punto positivo de hacer de la proteína una prioridad es que su ETA (efecto térmico de los alimentos) es mayor que el de los carbohidratos y las grasas. Esto significa que tu cuerpo va a utilizar más energía para digerirla y procesarla, incluso descansando.
Consume proteína con cada comida, ya que ayuda a mitigar el impacto de todo lo que comes con ella, haciendo que el azúcar de tu sangre sea estable. Existen varias buenas fuentes de proteínas: Cualquier forma de carne, huevos, leche, queso, frutos secos, semillas, judías, lentejas, legumbres y granos enteros como la quinoa. Si estás entrenado (deberías), la ingesta proteica debería variar entre 1,2g de proteína por kg de peso corporal (para aquellos que hacen ejercicio de resistencia) a 2,5g de proteína por kg de peso corporal (para aquellos que entrenan fuerza o culturismo). Si no estás entrenando, el mínimo debería ser 0,8g por kg de peso corporal.
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